Como la llama de una vela, tu
cuerpo continuamente tiene que consumir oxígeno para seguir con vida. ¡Es una
realidad de la vida natural que asimismo ilustra una importante verdad
espiritual! Si quieres que esa lucecita tuya siga ardiendo para el Señor --como
en la canción: "esta pequeña luz"--¡tiene que recibir en todo momento
y sin interrupción el aire puro del Espíritu! ¡Constantemente tienes que estar
inhalando el divino oxígeno del Espíritu Santo y pensando en el Señor!
La palabra hebrea que se emplea en la Biblia
para decir "espíritu" es "ruach", que también significa
aire o aliento; y en griego existe una palabra parecida que quiere decir lo
mismo: "pneuma". Es vital que respires siempre el aliento del
Espíritu, sin cesar, porque si no, morirás espiritualmente, te apagarás
espiritualmente, te sofocarás espiritualmente.
Para mantenerse con vida no solo basta con
comer; hace falta el aire para que haya combustión, para darte energía. De
igual manera, ¡el alimento espiritual de la Palabra de Dios no es suficiente
por sí solo !Es preciso tomar aire, el oxígeno del Espíritu, ¡para quemar dicho
alimento con el fin de proporcionarte fuerza y energía espiritual! ¡Ni lo uno
ni lo otro es suficiente por sí solo! ¡Hacen falta ambas cosas!
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