¿Te has llenado del Espíritu del amor de Dios?
Antes de que viniera Cristo, Dios sólo ungía con Su Espíritu a ciertos dirigentes, reyes y profetas, ¡pero ahora Su Espíritu Santo es para todas las personas que reciben al Señor! «Y en los postreros días, dice Dios, derramaré Mi Espíritu sobre toda carne». (Joel 2:28)
Desde el día de Pentecostés, en que los primeros discípulos de Jesús fueron llenos del Espíritu Santo, el Señor ha hecho que cada cristiano sea individual y directamente responsable ante el Espíritu Santo. Ahora todos pueden tener el Espíritu Santo y ser guiados individualmente por el Señor. Ahora todos podemos disfrutar de Él juntos, en cualquier parte, en todo lugar, en cualquier momento, en todo tiempo, con todo su poder y plenitud, y el Espíritu Santo se puede comunicar con nosotros simultáneamente y en forma igual o semejante.
A todo el que recibe a Jesús como su Salvador se le da cierta medida del Espíritu, pero llenarse por completo, lo que se llama «bautizarse» con el Espíritu Santo, es una experiencia que sigue generalmente a la de la salvación. Por eso preguntó el apóstol Pablo al conocer a ciertos discípulos: «¿Recibísteis el Espíritu Santo cuando creísteis?» (Hch.19:2) ¡Si estás salvado, ese poder de Dios está a tu disposición, no tienes más que pedirlo! (Luc.11:13)
Antes de que viniera Cristo, Dios sólo ungía con Su Espíritu a ciertos dirigentes, reyes y profetas, ¡pero ahora Su Espíritu Santo es para todas las personas que reciben al Señor! «Y en los postreros días, dice Dios, derramaré Mi Espíritu sobre toda carne». (Joel 2:28)
Desde el día de Pentecostés, en que los primeros discípulos de Jesús fueron llenos del Espíritu Santo, el Señor ha hecho que cada cristiano sea individual y directamente responsable ante el Espíritu Santo. Ahora todos pueden tener el Espíritu Santo y ser guiados individualmente por el Señor. Ahora todos podemos disfrutar de Él juntos, en cualquier parte, en todo lugar, en cualquier momento, en todo tiempo, con todo su poder y plenitud, y el Espíritu Santo se puede comunicar con nosotros simultáneamente y en forma igual o semejante.
A todo el que recibe a Jesús como su Salvador se le da cierta medida del Espíritu, pero llenarse por completo, lo que se llama «bautizarse» con el Espíritu Santo, es una experiencia que sigue generalmente a la de la salvación. Por eso preguntó el apóstol Pablo al conocer a ciertos discípulos: «¿Recibísteis el Espíritu Santo cuando creísteis?» (Hch.19:2) ¡Si estás salvado, ese poder de Dios está a tu disposición, no tienes más que pedirlo! (Luc.11:13)
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