¡Lo único bueno que puede haber en nosotros eres Tú, Jesús! ¡Nuestra única esperanza: Tú en nosotros, Señor!
Todos estamos llenos de faltas, y si no mantenemos la mirada en el Señor y nuestros pensamientos en Su Palabra, ¡caeremos inevitablemente en el error, la duda, la desilusión, y por último, el fracaso! ¡Cuando Pedro caminaba sobre el agua, apenas tomó conciencia de sí mismo, empezó a hundirse! (Mat.14:28-31) ¡No le sirvió de nada! ¡Hay que poner los ojos en Jesús! ¡Es el único que puede evitar que caigas! ¡Agárrate de Su mano y no mires las olas!
Dios sabe que estás muy lejos de ser perfecto, que no puedes serlo y que nunca lo serás, y que por lo general eres más bien un desastre, como todos los demás. Así que el único punto clave, lo que importa, es: ¿te apoyas por completo en el Señor? ¿Confías en Él, en Su gracia, en Su amor y en Su misericordia, y le das a Él toda la gloria y todo el reconocimiento? Si es que alguna vez haces algo bueno, ¿le das a Él la gloria? ¿Dices: «¡Agradézcanselo a Jesús, no a mí! ¡Den las gracias al Señor, que es quien lo ha hecho todo!»?
Ayúdanos a mantener los ojos en Ti, Jesús. Haz que nuestros pensamientos, nuestros corazones y nuestra fe perseveren en Ti. Lo pedimos en el nombre de Jesús, para Tu gloria. Eres Tú quien lo hace todo, en realidad; nosotros no somos nada. Simplemente tenemos que confiar en Ti, Jesús. Y lo hacemos, Señor, lo hacemos.
Todos estamos llenos de faltas, y si no mantenemos la mirada en el Señor y nuestros pensamientos en Su Palabra, ¡caeremos inevitablemente en el error, la duda, la desilusión, y por último, el fracaso! ¡Cuando Pedro caminaba sobre el agua, apenas tomó conciencia de sí mismo, empezó a hundirse! (Mat.14:28-31) ¡No le sirvió de nada! ¡Hay que poner los ojos en Jesús! ¡Es el único que puede evitar que caigas! ¡Agárrate de Su mano y no mires las olas!
Dios sabe que estás muy lejos de ser perfecto, que no puedes serlo y que nunca lo serás, y que por lo general eres más bien un desastre, como todos los demás. Así que el único punto clave, lo que importa, es: ¿te apoyas por completo en el Señor? ¿Confías en Él, en Su gracia, en Su amor y en Su misericordia, y le das a Él toda la gloria y todo el reconocimiento? Si es que alguna vez haces algo bueno, ¿le das a Él la gloria? ¿Dices: «¡Agradézcanselo a Jesús, no a mí! ¡Den las gracias al Señor, que es quien lo ha hecho todo!»?
Ayúdanos a mantener los ojos en Ti, Jesús. Haz que nuestros pensamientos, nuestros corazones y nuestra fe perseveren en Ti. Lo pedimos en el nombre de Jesús, para Tu gloria. Eres Tú quien lo hace todo, en realidad; nosotros no somos nada. Simplemente tenemos que confiar en Ti, Jesús. Y lo hacemos, Señor, lo hacemos.
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