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miércoles, 13 de abril de 2011

17 de junio: «¡La sangre de Jesucristo Su Hijo nos limpia de todo pecado!» (1 Juan 1:7)


Moisés dijo que sin el derramamiento de la sangre no podía haber expiación de pecados (Lev.17:11). Esa era la ley; pero Jesús dijo: «¡Este es el nuevo pacto en Mi sangre!» (1Cor.11:25) Jesús murió en el altar de Dios, la cruz, lo cual es un hecho aceptado por todo cristiano y todo hijo o hija de Dios que cree que Jesús es la Salvación y que Su sangre fue derramada por sus pecados. Él fue el supremo y final sacrificio por el pecado. Fue el último y el supremo Cordero de Dios inmolado por la expiación de tus pecados. ¡Llevó sobre Sí mismo el castigo de tus pecados, en Su propio cuerpo, en aquel madero, la cruz, y ese fue, en lo que a Dios respecta, el último sacrificio de sangre por el pecado! El costo de tu salvación fue un don invalorable: ¡Jesús y Su sangre! ¡Fue el don de más alto precio que alguien podía recibir, el precio más elevado que alguien podía pagar por tu salvación, y solamente Jesús podía hacerlo! ¡Por más que te sacrifiques y trates de pagarlo con tus obras personales, el precio será siempre demasiado elevado para ti! ¡Sólo Jesús podía pagarlo! ¡Dios no escatimó ni a Su propio Hijo, sino que lo dejó morir en la cruz para que Él nos diera todas las cosas! ¡Cuánto amor! (Rom.8:32)

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