¿No te encantaría disfrutar de todo lo que ahora tenemos, pero sin dolor, enfermedad, tristeza, muerte, cansancio ni maldición? No disfrutaremos plenamente de la vida mientras en el mundo existan el pecado y todas sus consecuencias. ¡El Cielo es el lugar donde se cumplirán todos los deseos de nuestro corazón! (Ap.21:4)
¡Será un nuevo mundo sin pecado en el cual todo nos dará alegría y placer; todo será perfecto! ¡Habrá paz y armonía, amor y cooperación! ¡En el Cielo todo será la Verdad, toda la Verdad y nada más que la Verdad! ¡Todos serán como Jesús: buenos, sinceros, amorosos, bondadosos, serviciales, amables, alegres, fieles y abnegados, siempre preocupándose por los demás! ¡Será la sociedad perfecta, en perfecta armonía los unos con los otros y con el Señor! ¡Qué lindo! ¿Verdad?
¡El plan del Señor no será frustrado! ¡Tal como lo había planeado originalmente, nos hará llegar a la perfección! ¡Tendremos una felicidad maravillosa y una dicha eterna, el paraíso en la tierra, como ya experimentamos los que amamos al Señor, aunque mejor, y por los siglos de los siglos! ¡Aleluya!
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