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jueves, 5 de mayo de 2011

4 de julio: Si podemos confiarle a Dios nuestra vida, ¿por qué no confiarle también nuestra muerte?

Para el cristiano ya no es pesaroso pensar en la muerte o en el Cielo. ¡Ya no es motivo de preocupación, es una victoria! ¡Es una liberación, una graduación! «¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde está, oh sepulcro, tu victoria?» (1Cor.15:55-57) ¡Para el cristiano que ha alcanzado salvación y resurrección, la muerte ya no tiene aguijón, y el sepulcro no es una derrota! ¡Nuestra muerte será un triunfo sobre el sepulcro, una conquista del pecado y una victoria sobre el Diablo, una victoria gloriosa y una entrada triunfal en el cielo!
Dios sabe cómo y cuándo tendrás que morir. Si eres cristiano y amas al Señor, Dios ha dispuesto un momento y un lugar para que mueras cuando hayas terminado tu misión. «Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y para siempre; Él nos guiará aun más allá de la muerte.» (Sal.48:14) Cuando llegue la hora de morir, Él te dará la gracia para morir. Lo hacemos todo en el nombre de Jesús, ¿por qué no morir también en el nombre de Jesús y dejar que Él decida la manera, el momento y el lugar, para Su gloria?
¡Que Dios te bendiga y mantenga tu confianza en Él aun a través de la muerte! ¡Y no te preocupes, que así será! ¡Morirás como viviste, confiando en Dios!

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