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miércoles, 15 de junio de 2011

17 de agosto: «Gozo delante de los ángeles de Dios.» (Luc.15:10)

Cada vez que una nueva alma nace al Reino de Dios, es casi como el nacimiento de una criatura. Aunque a veces el alumbramiento acarree dolor, ¡ese dolor luego se olvida ante el gozo de que una nueva alma haya nacido en el mundo! ¡Y ese mismo gozo, solo que mayor, es el que se experimenta cuando un nuevo espíritu nace en el Reino de Dios! Una sola alma salvada hace que todo el Cielo se regocije, y es retribución suficiente a todos los esfuerzos y sacrificios, y a las pocas dificultades o tribulaciones que podamos sufrir.
¡Todo el Cielo se regocija y se regocijan más los ángeles por una oveja perdida que es hallada, por cada alma salvada, que por las noventa y nueve, por todas las demás que ya están salvadas y rescatadas! (Luc.15:7)
¡Si los ángeles del Cielo se regocijan por cada alma que se salva, sin duda se regocijarán también por nuestra obediencia a Dios y nuestro servicio al Señor! ¿Brincarán de gozo los Cielos y los ángeles de Dios por tu fidelidad y tu diligencia en el servicio al Señor, por tu generosa entrega, cuando llegue tu hora de recompensa y reconocimiento?

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