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jueves, 3 de febrero de 2011

22 de abril

¡Sólo el Señor puede mantenerte fiel!

Muchos creen que la fidelidad es algo que se obtiene a través del esfuerzo personal. Sin embargo, la fe es un don de Dios. Tenemos que confiar en que el Señor nos mantenga fieles, y en que Él evite que nos falte fe. La fe viene de Dios.
Si tienes poca fe todo lo que debes hacer es oír la Palabra, leerla. Ella es el origen de la fe (Rom.10:17). Debes colaborar un poco con Dios, oír, leer y obedecer. Pero esa es la parte más fácil. ¡La parte que corresponde a Dios es mantenerte fiel, lleno de fe!
¡Deja, pues, de esforzarte tanto! ¡Deja de preocuparte! ¡Deja de esforzarte por llegar hacia ella, o incluso de orar para que caiga sobre ti! ¡Sigue simplemente confiando en el Señor y Él te dará toda la fe que necesites!
«¡Y a Aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de Su gloria con gran alegría, al único y sabio Dios», somete tu voluntad, tu vida, tus ideas, tus pensamientos y tu tiempo! «Porque yo sé a quien he creído, y estoy seguro que es poderoso para guardarme para aquel día.» (Jud.24,25; 2Tim.1:12) ¡Gloria al Señor! ¡Solo puede hacerlo Él!

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