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jueves, 17 de marzo de 2011

20 de mayo


¡Es imposible sacrificarse por Dios!

¡La más elevada manifestación de nuestro amor hacia Dios y los demás no es la simple entrega de nuestros bienes materiales y posesiones personales, sino la entrega de nosotros mismos y nuestro servicio personal a los demás!
Cuando empieces a entregarte tal vez te parezca por un tiempo que pierdes algo o que te sacrificas un poco, ¡pero al final descubrirás que en realidad no haces ningún sacrificio! ¡Es una inversión y los dividendos superarán con creces todo lo invertido y cubrirán con generosidad cualquier sacrificio que puedas haber realizado! Como decía el Dr. Livingstone, aquel acaudalado misionero inglés que se internó en las selvas del África, muriendo allí: «¡Jamás me he sacrificado!» ¡Lo dio todo, pero él sabía que lo que recibía a cambio era muy superior a todo lo que pudiera dar! ¡A pesar de que dio su vida, cosechó la vida eterna y los dividendos en almas inmortales, los millares que se salvaron para siempre!
¡Así que invierte tu vida y todo tu ser en la Roca, Cristo Jesús, y en la Obra de Dios! ¡Y de la inversión en Su Obra recibirás dividendos eternos que jamás perderás y que cosecharás para siempre! ¡Dios te bendecirá por hacerlo!

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