El Señor quiso que llevar una vida cristiana
fuese fácil para que cualquiera. Recorrió los caminos polvorientos y le habló a
la gente sencilla: los pescadores, recolectores de impuestos y los radicales,
los borrachos y las rameras, para demostrarles que Dios los amaba a todos y que
todos ellos podían amar a Dios, ¡que podían ser cristianos, que podían amarse
los unos a los otros, servirse mutuamente y servir al mundo con el Evangelio!
Cuando Dios se dio cuenta de que no podíamos
seguir Sus leyes, cambió Su sistema por completo. Ideó entonces otra salida que
consistía en la misericordia, el perdón y la gracia: la Salvación. Ya nadie
tiene excusa ni puede culpar a Dios de sus propios problemas porque El ha dado
una salida, una manera de conseguir la victoria, una forma de vencer a nuestros
pecados, errores, fallas, problemas y debilidades, sean cuales sean. Nos ha
dado el Camino, la Verdad y la Vida, ¡Jesús! (Juan 14:6) Jesús pagó el precio,
y así nos abrió paso. Nos ha dado el Mensaje, la Verdad y puede ayudarnos a
vivir la clase de vida que deberíamos vivir.
Nunca le exige a ninguno de nosotros algo que
esté fuera de sus posibilidades. ¡Siempre podemos hacer lo que El nos pide!
¡Con Su ayuda y por Su gracia, mediante Su poder y Su Amor, podemos lograrlo!
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