"Porque
de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a Su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en El cree, no se pierda, mas tenga vida eterna." (Juan 3:16)
¡Jesús abrió el camino para que nos salváramos
cuando ascendió al monte Calvario y murió, solo, por los pecados del mundo! Era
un precio que solamente El podía pagar por ti y por mí; ¡y lo hizo!
"En esto hemos conocido el amor, en que
El puso Su vida por nosotros; también nosotros debemos poner nuestras vidas por
los hermanos." (1Juan 3:16)
Solo Jesús puede salvarnos, pero no puede
salvarnos solos. Si estamos salvados de verdad, querremos llevarnos a otros con
nosotros. No podemos trabajar por nuestra propia salvación, ¡pero sí podemos
hacerlo por la salvación de los demás! Esas obras no son requisito de la
salvación, ¡pero figurarán como obras y tareas de amor para el Señor! ¡Son manifestación
de la salvación y de nuestro amor por el Señor y los demás! ¡Una vez que nos
hemos salvado, la tarea más importante que tenemos por delante es ofrendar
nuestras vidas día a día en amoroso servicio y atención a los demás! ¡Jesús
vino para amar al mundo, y lo mismo nos pide que hagamos en cada aspecto de
nuestras vidas!
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