Cada uno de
nosotros en un tremendo desastre, y como no fijemos nuestros ojos en el Señor y
pensemos constantemente en Su Palabra, ¡estamos destinados a la derrota, duda,
desilusión, y finalmente al fracaso! - ¡Cuando Pedro empezó a mirarse, comenzó
a hundirse! ¡No sirvió de nada! ¡Hay que fijar los ojos en Jesús! - ¡El es el
único que puede evitar que caigas! Agárrate a Su mano y no mires las olas;
¡fija los ojos en Jesús!
Dios sabe que no tienes nada de
perfecto, que no puedes serlo y que nunca lo serás. Por lo general eres más
bien un desastre, como todos los demás. Así que la única pregunta, lo único que
importa es: ¿Dependes por completo del Señor? ¿Confías en El, en Su gracia, en
Su amor y en Su misericordia y Le das a El toda la gloria, Le atribuyes todo el
mérito? Si alguna vez haces algo bueno, ¿ya Le das a El la
gloria? ¿Dices: "¡Dale las gracias a Jesús, no a mí! ¡Agradéceselo al
Señor, lo ha hecho todo El!"? - Toda gloria y alabanza al Cordero que fue
muerto. Que llevó todos nuestros pecados y limpió todas nuestras manchas. ¡Jesús!
¡Aleluya!
Ayúdanos a fijar los ojos en Ti,
Jesús. Haz que nuestros pensamientos, nuestros corazones y nuestra fe en Ti
perseveren; Te lo pedimos en el Nombre de Jesús, para Tu gloria. - Tú eres el
que en realidad lo hace todo; nosotros no somos nada, sólo hemos de depender de
Ti, Jesús. Y lo hacemos, Señor, lo hacemos.
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