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martes, 19 de marzo de 2013

2 de noviembre: ¡No dudaré aunque mis barcos vuelvan descompuestos!



Cuando todo va mal y parece contrario a la Palabra y a lo habitual, sólo los que tienen gran fe pueden decir como Job: "Aunque El me matare, en El confiaré." (Job.13.15) - Aunque el Señor permitió que el Diablo casi le matara, Job ni con éstas cedió ante el Diablo, ¡ni aun ante su esposa, que le decía que maldijera a Dios y muriera! ¡El siguió confiando y obedeciendo! ¡Y resultó doblemente bendecido, y vive eternamente!

               Pero muchas personas desfallecen cuando van camino de la victoria. Se debilitan, se cansan y se dan por vencidas. - Flaquean justo antes del momento decisivo. "Padecen muchas cosas en vano." (Gá.3:4) ¡Sufren mucho, y luego se quedan sin la victoria! - Se rinden con demasiada facilidad, como Esaú. Menospreció su primogenitura y se contentó con algo que podía ver y creer fácilmente, con preferencia a algo que no podía ver y para lo que necesitaba mucha fe.

               Por consiguiente, cuando las cosas se pongan muy negras, ¡no mires abajo! ¡Mira hacia arriba! - ¡No tengas miedo, ten fe! - ¡Sigue creyendo y obedeciendo pase lo que pase! - No pongas la cara larga, no murmures ni te desalientes. Alaba al Señor y dale las gracias por fe por las gloriosas victorias futuras, aunque no las puedas ver ahora. ¿Amén?

               Guarda la fe y sigue adelante con Jesús! - ¡Mañana te alegrarás de haber confiado en El!

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