Cuando todo va
mal y parece contrario a la Palabra y a lo habitual, sólo los que tienen gran
fe pueden decir como Job: "Aunque El me matare, en El confiaré."
(Job.13.15) - Aunque el Señor permitió que el Diablo casi le matara, Job ni con
éstas cedió ante el Diablo, ¡ni aun ante su esposa, que le decía que maldijera
a Dios y muriera! ¡El siguió confiando y obedeciendo! ¡Y resultó doblemente
bendecido, y vive eternamente!
Pero muchas personas desfallecen
cuando van camino de la victoria. Se debilitan, se cansan y se dan por
vencidas. - Flaquean justo antes del momento decisivo. "Padecen muchas
cosas en vano." (Gá.3:4) ¡Sufren mucho, y luego se quedan sin la victoria!
- Se rinden con demasiada facilidad, como Esaú. Menospreció su primogenitura y
se contentó con algo que podía ver y creer fácilmente, con preferencia a algo
que no podía ver y para lo que necesitaba mucha fe.
Por consiguiente, cuando las
cosas se pongan muy negras, ¡no mires abajo! ¡Mira hacia arriba! - ¡No
tengas miedo, ten fe! - ¡Sigue creyendo y obedeciendo pase lo que pase!
- No pongas la cara larga, no murmures ni te desalientes. Alaba al Señor y dale
las gracias por fe por las gloriosas victorias futuras, aunque no las puedas
ver ahora. ¿Amén?
Guarda la fe y sigue adelante con
Jesús! - ¡Mañana te alegrarás de haber confiado en El!
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