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viernes, 15 de marzo de 2013

26 de octubre: ¡Toda época de pruebas y tribulaciones, toda época de sufrimiento, es también época de decisiones!



 El sufrimiento es un catalizador: es el tiempo que pasas en el tubo de ensayo para que se vea si ya tienes la gracia necesaria como para soportar algo por fe, o si te hace recurrir a la gracia y acudir al Señor.
             El sufrimiento siempre logra una de estas tres cosas: purifica, humilla y limpia a los que somos salvos y nos acerca aun más a Dios; o hace que algunos de los que no son salvos acudan a Dios, y los lleva al arrepentimiento y la Salvación cuando claman al Señor en medio de su sufrimiento; o por último, hace que algunos maldigan aun más a Dios y sean así aun más merecedores de Sus juicios.
             El Señor permite que el Enemigo pruebe a las personas; a menudo el Diablo hace sufrir a la gente con la esperanza de que maldigan a Dios aun más y se vuelvan contra El. El Enemigo señala con su dedo acusador al Amor de Dios, deseando que "maldigan a Dios y se mueran", como le aconsejó a Job su mujer. Pero el Señor quiere que lo puedan soportar con fe y que confíen en El de igual manera, que digan, como Job: "¡Aunque él me matare, en él esperaré!" (Job 13:15)
             ¡Señor, ayúdanos a dejar que nuestras penas y sufrimientos hagan brotar lo mejor de nuestro interior! ¡En el nombre de Jesús, amén!

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