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jueves, 7 de marzo de 2013

7 de octubre: ¡A veces, para hacernos, Dios tiene que rompernos!



 A veces Dios tiene que destrozarnos, o destrozar lo que creemos que somos o lo que creemos que debemos ser, para poder hacer de nosotros lo que El quiere que seamos. Dios sólo utiliza los que han sido humillados, quebrantados, derretidos, moldeados y hechos de nuevo como vasijas desfiguradas y quebradas por las manos del Alfarero, para hacerlas mejor. ¡Y esa es la historia de todos los que sirven de algo para la Obra del Señor!
             Sin embargo, algunos de nosotros queremos que se nos use tal como somos. No queremos ser quebrados. Ese es uno de los cuadros más trágicos de la vida; el del hombre que dice como "Invictus": "¡Soy el Capitán de mi destino, el amo de mi alma! ¡Estoy caído, pero no vencido!" El barro blando y dócil puede ser moldeado y convertido en una hermosa vasija. Pero si se pone duro y quebradizo, se rompe y se deshace sin remedio en manos del Alfarero.
             Dios sólo usa a gente quebrantada. "Humillaos, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él os exalte cuando fuere tiempo." (1Pe.5:6)
             A veces decimos: "¿Por qué me has hecho así?" ¡Pero lo que sucede es que, si tú se lo permites, El te volverá a hacer!

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