El creó el sol, la luna, las
estrellas, la tierra y los planetas para ilustrar sus verdades espirituales. Lo
hizo con la intención de que pudiéramos entender mejor nuestra relación con El
y la necesidad que tenemos de El en nuestro sistema solar espiritual.
¡La vida misma no sería posible sin el sol!
Sin la luz solar estaríamos en perfecta oscuridad, salvo por la luz de las
estrellas, así como nosotros, sin el Señor, estaríamos en casi completa
oscuridad espiritual. ¡Sin la calidez y el calor de los rayos del sol, nos
congelaríamos, del mismo modo que sin el Señor estaríamos muertos de frío
espiritualmente! Sin los rayos solares no se daría el proceso de fotosíntesis
que hace crecer las plantas, que a su vez nos suministran el alimento necesario
para nuestro crecimiento; asimismo sin el Señor, que nos alimenta
espiritualmente, morirámos de hambre espiritual. Sin la fuerza de gravedad del
sol, la tierra, en lugar de seguir en su órbita bien trazada, se perdería sin
rumbo por el espacio. Asimismo, sin la guía de Dios --la fuerza de gravedad que
El ejerce sobre nuestro mundo espiritual--¡indudablemente nosotros también nos
saldríamos de la bien trazada órbita de Su voluntad, y nos iríamos vagando por
las tinieblas del espacio espiritual!
Si el sol tiene tanta fuerza, ¡imagínate
cuánta fuerza tienen Dios, nuestro sol espiritual y cuánta falta nos hace!
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