¡Para el Señor, la música es importante!
¡La música es tan importante que los hijos de Dios la han empleado para muchos propósitos a lo largo de la historia! Es más, no sólo tocaban y cantaban; también guardaron registros. No con los avanzados métodos de grabación de la actualidad, pero sí de todas las formas que pudieron, y en la Biblia puede leerse la letra de algunos de los cánticos cristianos más antiguos.
Moisés cantaba y componía. ¡David escribió todo un libro de cánticos, el libro de los Salmos! Jeremías escribió un canto conocido actualmente como las Lamentaciones. ¡Ana, la madre de Samuel, escribió cánticos (1Sam.2), y Débora y Barac cantaron a dúo ante los hijos de Israel! (Jueces 5) El Señor hasta utilizó instrumentos musicales para salvar a Sus hijos de sus enemigos, como por ejemplo las trompetas que hicieron caer los muros de Jericó (Josué 6) y que pusieron en fuga a los madianitas ante el insignificante ejército de Gedeón, de tan sólo 300 hombres (Jueces 7). A lo largo de toda la Biblia puede leerse que los hijos de Dios, en todo tiempo, «cantaron alegres al Señor» (Sal.100:1). Incluso Jesús y Sus discípulos cantaban (Mat.26:30), y Pablo nos exhorta a cantar salmos y cánticos espirituales (Col.3:16). Juan hasta oyó cantar en el cielo: ¡el cántico de Moisés! (Ap.15:2,3)
Así pues, «venid, ¡cantemos al Señor!» (Sal.95:1)
¡La música es tan importante que los hijos de Dios la han empleado para muchos propósitos a lo largo de la historia! Es más, no sólo tocaban y cantaban; también guardaron registros. No con los avanzados métodos de grabación de la actualidad, pero sí de todas las formas que pudieron, y en la Biblia puede leerse la letra de algunos de los cánticos cristianos más antiguos.
Moisés cantaba y componía. ¡David escribió todo un libro de cánticos, el libro de los Salmos! Jeremías escribió un canto conocido actualmente como las Lamentaciones. ¡Ana, la madre de Samuel, escribió cánticos (1Sam.2), y Débora y Barac cantaron a dúo ante los hijos de Israel! (Jueces 5) El Señor hasta utilizó instrumentos musicales para salvar a Sus hijos de sus enemigos, como por ejemplo las trompetas que hicieron caer los muros de Jericó (Josué 6) y que pusieron en fuga a los madianitas ante el insignificante ejército de Gedeón, de tan sólo 300 hombres (Jueces 7). A lo largo de toda la Biblia puede leerse que los hijos de Dios, en todo tiempo, «cantaron alegres al Señor» (Sal.100:1). Incluso Jesús y Sus discípulos cantaban (Mat.26:30), y Pablo nos exhorta a cantar salmos y cánticos espirituales (Col.3:16). Juan hasta oyó cantar en el cielo: ¡el cántico de Moisés! (Ap.15:2,3)
Así pues, «venid, ¡cantemos al Señor!» (Sal.95:1)
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