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martes, 1 de febrero de 2011

20 de abril


¡Todo el mundo hace el tonto por alguien! «¡Nosotros somos insensatos por amor de Cristo!» (1Cor.4:10)¿Para quién haces tú el tonto?

Algunas personas no parecen entender el milagro de la conversión, o que alguien pueda tener el deseo idealista de entregar su vida entera al servicio de Dios. «Pues el hombre natural no percibe las cosas que son del espíritu, ¡porque para él son locura!» (1Cor.2:14) De muchos, como sucedió con el apóstol Pablo, al observar un cambio tan brusco en sus vidas se pensó que les había dado un arrebato de locura o que «la religión les había enloquecido» (Véase Hechos 26:24; Mar.3:21; Jn.10:20).
En realidad, casi todos los profetas y hombres de fe que aparecen en la Biblia o que vivieron en tiempos antiguos, fueron considerados unos chiflados por el resto del mundo. Eran soñadores y visionarios que escuchaban voces y tenían alucinaciones, a quienes la religión absorbía la mente. ¡Ya ves, todo depende de quién llama loco a quién! Y si los demás creen que somos un poco excéntricos, o descentrados, no es porque nosotros estemos fuera del centro, ¡sino porque ellos viven dando traspiés y tropezones y alejándose cada vez más del único y auténtico Centro, Jesucristo! El hombre, sin Dios, vive descentrado, desequilibrado. Son ellos a quienes la cabeza no les funciona bien, ¡porque sin Jesús es imposible que sepan distinguir lo que está bien!

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