Recién hallaremos la plenitud de la fe cuando
estemos dispuestos a someter nuestro orgullo y nuestra voluntad propia al
Señor. Como dijo Jesús en el Huerto: "¡Si es posible, pase de mí esta
copa; pero no sea como yo quiero, sino como tú!" (Mat.26:39) El
necesita nuestra cooperación. El primer paso es la sumisión. Si no estamos
dispuestos a dar ese paso, no podremos dar los siguientes. La decisión la
tenemos que tomar nosotros. El hará todo lo demás por nosotros; nos dará
fuerzas, sabiduría, vida y amor. Lo único que nos pide es que nos
comprometamos. Le gusta que nosotros mismos optemos libremente por someternos a
El porque le amamos.
¡El amor total lo entrega todo! ¡Pero cuando
Le entregamos todo lo que tenemos, El nos da todo lo que tiene! Tendrás una paz
y un poder que jamás habías experimentado--con Jesús--si tan sólo le permites
que controle tu vida. ¡Ten fe en el Amor de Dios y sométete a El entera y
humildemente, y deja que te dé fuerzas!
"¡Un gozo muy duradero ahora llena mi
vida! ¡Hay una razón secreta por la cual me encanta orar! ¡Hay un manantial
oculto en lo profundo de mi alma: Jesús, el precioso Jesús por fin me
domina!"
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